Al salir de la ducha y frente al espejo aprieto con saña el botón de mi desodorante en spray. Y recuerdo tus broncas por usarlo en vez del roll-on que respeta el medio ambiente y no emite el dióxido de carbono que envenena nuestra atmósfera y la hace más permeable a los rayos ultravioletas. Una pulsación más por cada paso que diste para abandonar esta casa. Y cada vez que lo hago un arbolito milenario muere en el amazonas porque tu ya no me quieres.