(Cuelgo aquí la colaboración para agenda musical y aprovecho para disculparme por la calidad de mis fotos).
Playa Club, A Coruña
Jueves 2 de Octubre
Texto / Fotos Iván L. Gimeno
De un tiempo a esta parte son numerosas las bandas, especialmente en el Reino Unido, que han revitalizado el legado del afterpunk, desde los Artic Monkeys a Interpol o Franz Ferdinand.
Sin embargo ninguno ha sido tan fiel a esos sonidos ochenteros como los suecos The Mary Onettes, que bien podrían ser un grupo tributo cuyo set estaría trufado con los temas de bandas como Echo & The Bunnymen, Psychedelic Furs o The Mission.
Así suena su primer y homónimo disco, frío y melancólico, con la nostalgia de historias y amores perdidos: el abecé del romanticismo decimonónico a cuya inspiración acudieron en tiempos Ian Mc Culloch o Ian Curtis y ahora hace el líder y compositor de las marionetas Philip Ekströms (al que deseamos una larga vida, por otra parte).
Tras los teloneros, los abanderados del exquisito sello Labrador desgranaron uno tras otro los temas de su primer largo. Apenas cuarenta minutos (no tienen canciones para más) donde sonaron casi por orden los temas del disco, de The Laughter a Void o el cierre bisero con Under the guillotine. Acompañada la formación original por un teclista para algunos arreglos, The Mary Onettes sonaron limpios y correctos, con la introversión propia de su música y letras. Apenas un comentario al público para alabar el marco de la sala junto al mar. Siendo así, la valoración final no puede dejar de ser favorable, The Mary Onettes hicieron un concierto tan honesto como coherente. Como si estuviéramos en 1983.